martes, noviembre 30, 2004

November spawned a monster

Entre tantos monstritos, neveras, fantasmas y mucho cola cao, este pequeño espacio ha cumplido ya seis meses. Así que todos nos juntamos para apagar una mitad de velita apoyada en una botella de ginebra.

Title courtesy by: Morrissey - Bona Drag (Warner Brothers, 1990)

jueves, noviembre 25, 2004

What do you think?

Habría necesidad de pasarle un antivirus a mi nevera. Aunque no conseguiría eliminarlos todos, al menos la dejaría en cuarentena y eso es bastante. Sin embargo, no me decido. Los pequeños monstritos que derrapan entre las sobras del helado de limón se divierten tanto con éstos que sus miradas de niña traviesa pueden destruir cualquier norma del ministerio de salud.

Title courtesy by: The Sundays - Blind (Geffen, 1992)

martes, noviembre 23, 2004

Summer teeth

La verdad es que solemos extraviarnos entre helados de limón y sobras de la cena. Corremos sobre sabores y desaciertos. Descansamos junto a un puñado de frutas y nos encontramos entre espárragos y bifes. Y en la suma de todos nuestros encuentros, sólo recordamos una soledad exquisita con sabor a nicotina.

Title courtesy by: Wilco - Summer Teeth (Warner Brothers, 1999)

jueves, noviembre 04, 2004

End of a century

Rocamadour y Martín Romaña se conocieron luego de una función de un conocido prestidigitador en París. No estaban maravillados con la performance del artesano, pero sí con su manejo del trabajo, parecido al de un croupier. Martín ya era un egresado universitario y a pesar de que Rocamadour no lo era, se había educado para caminar despacio. Cuando uno se encuentra solo, decía, el ruido es un intruso y nadie quiere asustarse de sus propios pasos.

Debido a ello, en ocasiones se perdía en medio de su silencio. Aunque en realidad, nadie lo tomaba como una desaparición, o un tiempo perdido que reclamaba su lugar, sino más bien como un destierro de su propia presencia.

Mucho tiempo después, incluso Martín acostumbraría perderlo de vista y Rocamadour tendría la impresión de haber muerto nuevamente, como aquella primera vez. Hasta que Martín volviera a invitarle otra botella de cerveza y ambos retornaran de ese tiempo perdido. Prolongarían ese juego durante muchas noches, divertidos con la luna negra de los anteojos de Martín y las ausencias de Rocamadour.

Dado que ambos no tenían mucha noción del tiempo, tengo la impresión de que sería necesario que Oscar Bronski detuviese esos juegos llegado el viernes, para salir, esta vez bajo la excusa de un calendario no laborable. Brindarían y bailarían, en medio de la revolución de sus cuerpos cansados y agitados por desafiar sus respectivas historias. Saldrían a destiempo a incendiar catedrales y peluquerías. A iniciar una campaña en Montepellier y terminarla en España. Hasta que juntos recordaran que, de su lado, hay más silencio que del nuestro.

Title courtesy by: Blur - Parklife (Capitol, 1994)